Para su mantenimiento, la lavadora no requiere muchos cuidados.
Debe ser habitual limpieza del filtro, del cajetín, el exterior y el tambor de la propia máquina. El
filtro suele estar accesible en la parte inferior del frontal de la lavadora, detrás de los embellecedores y se saca generalmente a la rosca. Si sacamos el filtro y observamos suciedad en él, deberemos limpiarlo y quitar todos los elementos extraños que tenga.
Al desmontar el filtro, normalmente saldrá algo de agua, por lo que es recomendable tener a mano un recipiente de baja altura (plato, sarten, etc. ) y una fregona.
La frecuencia de limpieza del filtro vendrá determinada por la suciedad que encontremos en cada caso, ya que depende del número de lavados semanales, tipo de ropa, modelo lavadora y por supuesto de lo descuidados que seamos a la hora de vaciarnos los bolsillos.
2.
Con respecto al cajón por el cual se introduce el detergente, la lejía y el suavizante, los fabricantes recomiendan realizar una sencilla limpieza periódica. Este cuidado habitual evitará sustos, puesto que si por cualquier motivo (obstrucción o mala programación) la lavadora no ha tomado la lejía ésta permanecerá almacenada para la siguiente colada que no tiene por qué necesitar la inclusión de la lejía, descoloriendo así toda un grupo de ropa. Para efectuar correctamente la limpieza del cajetín es preciso extraerlo, separar la cubierta del sifón del mismo cajón y dejar correr con abundante agua del grifo (no necesita ningún otro tipo de producto, basta con enjuagar oportunamente). Por último vuelva a introducir la cubierta del sifón en el cajetín.