1. Regular la temperatura de acumulación, mediante el termostato, a la mínima compatible con el uso (40-45ºC).
2. Utilizar un programador en el enchufe para desactivarlo durante los períodos de no utilización.
3. Debe instalarse lo más cerca posible del lugar de uso (del baño y de la cocina) para reducir la longitud del tubo y el agua que se pierde esperando a que llegue la caliente.
4. Colocar algún sistema de ahorro en los grifos del hogar, como economizadores o atomizadores de agua, lo cual supone una pequeña inversión de cerca de 10 € con la que conseguimos una reducción de hasta el 50% en el consumo del agua.