Los cables pueden resultar peligrosos y antiestéticos. Si se quiere evitar tanto lo uno como lo otro, la mejor idea es taparlos mediante un tubo o una canaleta que se empotrarán en las paredes en recorridos horizontales a 50 cm, como máximo, del suelo y del techo. En cuanto a los tubos verticales, no se deben separar más de 20 cm de los ángulos de las esquinas.
Los tubos flexibles son los más recomendables para viviendas. Su diámetro depende del número y secciones de los conductores que deben alojar.
Para facilitar el paso de los cables por los tubos, se puede utilizar una guía, anudando los cables en uno de sus extremos.
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